Experiencia estremecedora. Un fueguito suave y caluroso te corre por la espalda. Es el tiempo que se para, es la tibieza de la paz en el alma.
Y en el medio de los saltos, de los gritos, los aplausos, el catarsis mas profundo, el desenlace de los nudos.
Se equilibran las balanzas, se entrelazan las miradas; ojos húmedos abundan, es tu prosa que me inunda.
Son abrazos sin tacto, abrazos multitudinarios. El calor de una familia, que antes era desconocida.
(Un alma desde un escenario una vez me dijo, que mientras mi espera era que el escriba nuevas historias, escribiera yo. Y acá estoy, tratando de hacer algo bueno de mis manojos de ideas )
No hay más familia que la de la maldita humanidad, la maldita y la condenada.
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