Nos hacen reír, nos hacen llorar, nos atascan, nos impulsan, nos dan fuerzas, nos las sacan. Con ellos volvemos a vivir cosas que ya vivimos, y nos acompañan, siempre, siempre nos acompañan.
Ellos, los recuerdos, son parte nuestra. Estan ahí, invisibles, dormidos. Pero se despiertan tan fugazmente. Hace falta un aroma, un sonido, una canción, un lugar, una sensación, para que esten aflorando por nuestra cabeza, y vuelvan, y recordemos.
Que lindo que es recordar. Saber que tenemos la capacidad de generar en nuestro interior esos momentos que ya vivimos y que tan gratos fueron, es realmente lindo.
Pero los recuerdos, no son solo los buenos. Recordamos todo lo que vivimos. Hasta lo malo, y en alguno de esos casos, los recuerdos se vuelven calvaríos, se vuelven pesadillas constantes dentro nuestro.
Llegué a la conclusión de que uno recuerda lo que para uno fue importante. Sea bueno o malo. Lo recordamos. Podemos llegar a describir exactamente el atuendo de una persona especial el día que la conocimos. Podemos acordarnos de la canción que sonaba mientras pasamos un buen momento. Y hasta podríamos llegar a citar palabras de alguien escencial en un momento clave que vivimos.
El hogar de los recuerdos, nuestra memoria, es como una red conceptual de nuestros días. Ahí estan guardados nuestros momentos, y con resaltador están marcados los mas importantes.
La gente elige que recordar y que no? Yo pienso que no. Por que, de mas sabemos que hay cosas que queremos nunca mas volver a vivir, ni en nuestros recuerdos, y sin embargo vuelven a nosotros. Aunque, hay gente que bloquea siertos recuerdillos para protegerse, pero mejor no ahondar ahí.
Simplificando, los recuerdos son una parte importante de nosotros... Algunos nos mantienen de pie cuando estamos por caer, otros nos impulsan para no retroceder a ciertas cosas. Buenos o malos, estan ahí, y nos sirven de mucho.
Gisella
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Las ideas no se matan.